LOS CURAS BIEN
La misma ciudad, la misma parroquia los mismos feligreses pero... ¡Qué distinto el párroco del coadjutor!.
El Padre Luis era alto, su rostro emanaba autoridad y su pelo era de tinte camaleónico con la época,peinado hacia atrás y con la correspondiente tonsura de la época.Su sotana limpia y perfectamente planchada por alguna feligresa adicta,emanaba también autoridad(no ocurría como con la del pobre padre Raimundo.
Riguroso con sus horarios administraba las casas internas de la parroquia que, aunque debian ser para pobre tenian una renta que era cobrada rigurosamente por Don Luis.
Vivía en las citadas casitas una señora viuda y con varios hijos de diversas edades que , para poder pagar la renta de la casa al cura y demas gastos derivados de su extensa prole trabajaba en labores domésticas en varias casas. La señora le dió por rellenar boletos de quinielas ,aquellas de los catorce pero al ser analfabeta colocaba en todas las casillas de los partios un 1 donando siempre la victoria al equipo local con lo que, matemáticamente, las posibilidades de acertar un boleto de catorce era muy difícil. Una buen mañana Doña Teresa desapareció, había mandado a "freir espárragos" a Don Luis, a la parroquia y se creyó también que a la bonita ciudad que la vió nacer. Había acertado una de catorce con solo escribir 1,1,1,1... en todas las casillas. Al dia siguiente,pues las noticias vuelan, se escuchaba a Don Luis comentar en voz baja con Don Pedro el Teniente Coronel y con varios parroquianos-as adictos a la causa: "No sabrá de alguna persona pobre que necesite vivienda pues la que habitaba Doña Teresa se ha quedado vacía"
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