sábado, 29 de junio de 2013

Así nos procurábamos la energía eléctrica


     Estas eran dos vistas de la sala de máquinas de la Empresa de la Luz en el año 1928 (foto tomada del libro de Ceuta editado por el Centro Hijos de Ceuta en el citado año.
     En este día de San Pedro y San Pablo onomástica de mi nieto pequeño ,según el calendario cristiano, sentado en mi salón, observo mas que leo, el libro que tengo entre mis manos y me dejo llevar por pensamientos dispares que me vienen a la mente. Me he planteado con que alborozo y orgullo nuestros paisanos de aquella época acogieron asombrados los adelantos de la tecnología en esta y en otras materias.
     Quizás al ver estas maquinarias, que hoy día nos da el rancio gusto de lo antiguo y pasado de moda, ellos se emocionaran ante lo vanguardista de las mismas. Con estos pensamientos y elucubraciones parece ser que me he quedado dormido y me he despertado con el convencimiento de que  lo que he pensado sobre el tema es extrapolable a todos los aspectos de la vida. 
     La moda de mi generación al vestir, camisas entalladas y floreadas, cuellos largos y picudos,pantalones acampanados eran "lo mas" para nosotros pero se lo enseñas a los jóvenes actuales y les parece, a la mayoría, unas antiguallas. Las costumbres y tradiciones de nuestros padres nos parecían antiguas y pasadas de moda cuando teníamos veinte años, hoy no solo estamos convencidos de algunos de sus postulados sino que los hemos puesto en práctica con nuestros hijos ¿que harán nuestros hijos con nuestros nietos cuando les llegue la difícil "edad prohibida", no lo se pero si se y con firme decisión que si,antes que me muera,ya que está de moda, he escrito un libro, el título será por narices: "La teoría de la relatividad de Einstein y la fábrica de la luz de Ceuta".     


miércoles, 26 de junio de 2013

Paco, el de las "garrapiñadas".



     Hace muchísimo tiempo, muy al sur del sur de nuestra Península, en una pequeña ciudad norteafricana, tan española como cualquier otra, deambulaba un señor de estatura media, tirando a obeso que, con una canasta en ristre vendía su producto de manera ambulante.
     La canasta iba siempre repleta de cucuruchos de periódico llenos de unas ricas almendras caramelizadas según receta propia, igualmente lo hacía con otro producto más baratos, me refiero a los riquísimos cacahuetes .
     Pues bien, Paco fue un personaje carismático de la ciudad en los años 50 y 60 pues de tanto vender garrapiñadas hizo una pequeña fortunita que sabiamente invirtió en la compra de inmuebles que estaban próximos a ser declarados en ruina con lo que, cuando este hecho ocurría se veía con la propiedad de un terreno que valía bastante más.
     Tanto fue que alardeaba de poder y cuando la antigua discoteca Whisky a Gogo cerró y en su lugar se instaló un ruidoso pub decía a vivas voces: yo voy a  acabar esto porque casi toda la manzana es de mi propiedad. Y así fue logró que el dichoso pub  cerrara. El bueno de Paco que a veces era tachado de subnormal resultó ser un magnífico negociante y un ejemplar ciudadano.


Mi playa de La Ribera


La Ribera (I)

     Esta foto representa un trocito de la actual playa de La Ribera de Ceuta que fue durante parte de mi adolescencia el "centro de actividades" de mis correrías. Lo fue porque durante esa época vivía en el centro de la ciudad por lo que era la playa mas cercana para poder desplazarme andando.
     Por supuesto no estaba en las mismas condiciones actualesy, esas rocas de rompiente que veis ahí, eran la separación de la playa con la de la piscina del Caballa. Pasar esas rocas era adentrarse en "zona prohibida" para los no socios del Club y arriesgarse a que el encargado Sr. Rios nos catapultara de vuelta a la Ribera.
     Y del agua pura y cristalina que veis que no vamos a  decir, pues a unos doscientos metros de la orilla comenzaban las redes de la almadraba de atunes y cuando se pescaba, toda la sangre del atún muerto inundaba el agua. Si era viento de levante pues mucho peor porque el agua tinta en sangre de pescado con el aditivo del olor a los despojos se iba acercando a la orilla y hacian nauseabundo el placer del baño veraniego, Pues bien, nuestro grupo era el único que desafiaba estas vicisitudes y nos bañábamos con alborozo ante las miradas y comentarios indignados de las señoras y caballeros de la época: "¡que asco! Hay que ver los niños.¿Cómo les permitirán los padres bañarse con el agua en este estado?_ Van a coger una infección..." .
     Por supuesto seguíamos bañándonos aunque en el fondo nos diera asco para desafiar a los mayores y hacer prevalecer nuestra rebeldía.
     Así éramos porque aquella era nuestra playa.
      


jueves, 20 de junio de 2013

LOS CURAS BIEN


     La misma ciudad, la misma parroquia los mismos feligreses pero... ¡Qué distinto el párroco del coadjutor!.
      El Padre Luis era alto, su rostro emanaba autoridad y su pelo era de tinte camaleónico con la época,peinado hacia atrás y con la correspondiente tonsura de la época.Su sotana limpia y perfectamente planchada por alguna feligresa adicta,emanaba también autoridad(no ocurría como con la del pobre padre Raimundo.
      Riguroso con sus horarios administraba las casas internas de la parroquia que, aunque debian ser para pobre tenian una renta que era cobrada rigurosamente por Don Luis.
      Vivía en las citadas casitas una señora viuda y con varios hijos de diversas edades que , para poder pagar la renta de la casa al cura y demas gastos derivados de su extensa prole trabajaba en labores domésticas en varias casas. La señora le dió por rellenar boletos de quinielas ,aquellas de los catorce pero al ser analfabeta colocaba en todas las casillas de los partios un 1 donando siempre la victoria al equipo local con lo que, matemáticamente, las posibilidades de acertar un boleto de catorce era muy difícil. Una buen mañana Doña Teresa desapareció, había mandado a "freir espárragos" a Don Luis, a la parroquia y se creyó también que a la bonita ciudad que la vió nacer. Había acertado una de catorce con solo escribir 1,1,1,1... en todas las casillas. Al dia siguiente,pues las noticias vuelan, se escuchaba a Don Luis comentar en voz baja con Don Pedro el Teniente Coronel y con varios parroquianos-as adictos a la causa: "No sabrá de alguna persona pobre que necesite vivienda pues la que habitaba Doña Teresa se ha quedado vacía"   
    


LOS CURAS BUENOS

LOS CURAS BUENOS

      En una pequeña ciudad al sur de un hermoso país hay una parroquia no muy modesta. Son del tipo de parroquias que gustan al régimen político imperante. Por supuesto el párroco era un cura de alta estatura,pelo peinado hacia atrás con la clásica tonsura o coronilla en su nuca. Este hombre parecía hecho a medida para que no desentonara con "habitat".
     Lo que si desentonaba era el cura coadjutor que era diferente en su físico y en su comportamiento,paso a explicarme:
     " El padre Raimundo (nombre ficticio aunque la historia es verídica) era también de estatura mas bien alto,su pelo, a diferencia del de el párroco estaba cortado al cepillo y no precisaba peinarse. Era un pobre hombre cuya humildad rayaba en la exageración pero que al predicar desde el púlpito se transformaba cual Dr. Jekill y, como se suele decir, les "cantaba las verdades al lucero del alba" y a todos los parroquianos-as.
     Sin nadie saber porqué el padre Raimundo se levantaba del lecho todos los días a las cinco de la madrugada y aquello era un secreto. Raimundo lo sabía pero era necesario. Marchaba con su raida bufanda al puerto y esperaba la carga y descarga de buques mercantes ofreciéndose para trabajar en la penosa tarea. Los capataces al verle la sotana se apiadaban y le daban una o dos horas de trabajo. Su sotana con el paso del tiempo fue tomando el color que adquieren las telas negras cuando están muy sobadas y esto unido al descuido personal de él le fue dando un aspecto desaliñado incluso a los parroquianos, casi todos muy de derechas, le repelian y murmuraban por lo bajo. El regresaba contento a las siete y media de la mañana para decir la primera misa, la de las 8,00 AM pero Raimundo decía misa con el alma en completa paz porque antes de empezar la misa ya había pasado por las humildes viviendas del patio interior de la parroquia y repartido equitativamente el dinero ganado con el sudor y sufrimiento de su trabajo de madrugada.
     Falta decir que el Padre Raimundo, cuando subía al púlpito a predicar y últimamente en el mismo altar se iba progresivamente exaltando hasta gritar de manera exagerada. Creo que era la indignación de unas ideas progresistas frente a un mundo netamente fascista en el que se veía obligado a vivir.
     Un buen día el Padre Raimundo ya no estaba, no sabemos si fue llamao al orden por las altas esferas eclesiásticas o, en su desesperación enloqueció y dejó oblgadamente el sacerdocio, lo que si os puedo decir es que Don Raimundo (no el Padre,tan  solo) fue, en su bendita locura, no solo Padre sino madre,hermano etc de todos los habitantes humildes del patio interior de la Parroquia.